domingo, 11 de enero de 2015

Taller de costura

Bueno, quizá os he engañado un poco con el título, pero a pesar de volver a la carga con los trenes de juguete es de lo que esta vez se trata: de coser. Desde que le saqué el polvo al Ibertren, hace unos días, he estado poniendo a punto las locomotoras y permitiéndoles poco más que dar vueltas a un pequeño óvalo, de una en una. Algo que después de unos minutos se vuelve harto aburrido.

Rebuscando entre los apechusques pertenecientes al invento que anidan en una caja de zapatos desde tiempo inmemorial encuentro desvíos, vías con toperas, algunos vagones de mercancías, un tractor de maniobras... Pero, sobre todo ¡semáforos! Los semáforos pueden dar una vida increíble a un vulgar círculo; sólo distribuyéndolos a lo largo del mismo ya es posible hacer circular varios trenes sin que colisionen por alcance.

Semáforo completo, con vías de corte
de corriente y pupitre de mando.
El equipo de semáforo de Ibertren incluye la señal en sí misma con los cables para darle corriente, un soporte para ella, un pupitre de mando con cable de conexión a al transformador principal y dos vías rectas de 60mm interrumpidas, una de ellas con un cable soldado a cada tramo. Ya comenté que la alimentación de las máquinas en 3n se realiza con un polo circulando por los carriles principales de la vía y el contrario por uno central. Mediante las dos vías interrumpidas podemos dejar un tramo del circuito completamente aislado, de manera que los trenes se vean obligados a parar ante una señal en rojo. Quizá quede más claro con las instrucciones en la mano:

Las instrucciones, sencillas y claras.

A diferencia de las señales de otras marcas, pensadas para ser instaladas de manera fija en una maqueta, estas una incluyen ingeniosa placa de soporte que permite montarlas sobre una mesa cualquiera, sin necesidad de clavar o atornillar nada a una plancha base. Los problemas llegan cuando la dichosa plaquita arranca al ser desmontada el carril central, sujeto por unos más bien pequeños tetones de plástico derretido:

La plaquita de marras...

... y el correspondiente desaguisado.

Hace ya años recuerdo haberme quedado con media vía en cada mano, con el consiguiente desaliento. En su momento ideé una reparación a base de cinta de embalar que, por descontado, no solucionaba en absoluto el problema. Es más, el pegamento enguarraba el carril central de manera considerable. En mi descargo no diré que tenía aproximadamente doce años, pero sí que la cinta de embalar era lo único que tenía a mano:

Reparación...

... que no repara.
Estos días, habiendo desarrollado algo más la virtud de la paciencia, creo que he logrado dar con un sistema más apropiado. Pero empecemos por arreglar el desaguisado provocado por mi infantil y desafortunado intento: con un trapo mojado en alcohol no es difícil limpiar la vía. Unicamente habremos de llevar cuidado para no doblar la delgada plancha de metal:

Lo primero es limpiar.

Antes y después.
Una vez impolutas todas las piezas vamos a comenzar, por fin, con la costura. Simplemente vamos a amarrar cada tramo de carril a las traviesas, con unas cuantas vueltas de hilo de coser:

Comienza lo interesante.

Importante sujetar una hebra con el dedo.

Unas cuantas vueltas son suficientes.

Rematamos con un nudo llano.
Un nudo llano, efectivo y sencillo de realizar, fija el amarre. Deberemos llevar cuidado de no confundirlo con el llamado "nudo de la abuela", que tenderá a aflojarse con mirarlo. Una  vez anudado el hilo lo he rematado con una gota de pegamento de contacto, con la única misión de inmovilizar el hilo sobre sí mismo, pues pegarlo al metal no sólo es innecesario, sino difícil y contraproducente (un pegamento con capacidad para ello podría afectar a la conducción de la electricidad). El trabajo quedaría más limpio con una gota más pequeña, pero el pegamento estaba algo reseco y no ha habido manera:

Cemento + ferralla... ¡Hormigón armado!

Dejar mucho moco no es conveniente, pero...

... tapón roto = pegamento reseco. Brrrrrr...
El acabado puede parecer algo basto por la parte inferior de la vía, pero por la superior apenas se aprecia. Y la fijación, siempre que se haya llevado cuidado de tensar bien el hilo, es excelente, lográndose un contacto perfecto al montar el circuito y rodar las locomotoras:

La cara oculta.

¡Apenas se nota!
Y para terminar como está mandado, un poco de vídeo:


He de hacer orden en mi mesa para poder montar algo medio decente, con desvíos y demás, pero para la próxima prometo contar algo medio entretenido. El siguiente paso es el acantonamiento del circuito y el sistema de bloqueo para evitar colisiones ¡Hasta entonces!

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